Venus es el segundo planeta desde el Sol. Gira una vez cada 243 días en movimiento retrógrado, es decir, en el sentido de las agujas del reloj cuando se tiene una vista superior del planeta (encima del polo norte terrestre), que es una dirección opuesta a la dirección de rotación de la mayoría de los otros planetas (incluida la Tierra). Siempre es el mismo lado de Venus el que está mirando hacia la Tierra cuando los dos planetas están más cerca.
Venus es el objeto más brillante del cielo después del Sol y la Luna. A este planeta se le da el nombre de lucero del alba cuando aparece por el este al amanecer y estrella de la tarde cuando está situado al oeste al atardecer. En la antigüedad, a la estrella de la tarde se le llamaba Hesperus y al lucero del alba Phosphorus o Lucifer. Debido a las distancias de las órbitas de Venus y la Tierra desde el Sol, Venus no es visible más de tres horas antes del amanecer o tres horas después del ocaso
Aunque Venus está cerca de la Tierra, el planeta es difícil de estudiar debido a que su superficie es disimulada por espesas capas de densas nubes. Entre 1970 y 1980 el orbitador Pioneer-Venus de la NASA, y los orbitadores soviéticos Venera 15 y Venera 16, fueron capaces de obtener información acerca de las nubes venusianas y de las condiciones de la superficie.
La atmósfera de Venus se compone principalmente de dióxido de carbono (CO2), con gotitas de ácido sulfúrico (H2SO4) en las nubes superiores. Cerca del 3% de la atmósfera venusiana es nitrógeno (N), mientras que en la atmósfera de la Tierra este elemento está presente en un 78%. La atmósfera superior se mueve rápidamente, rodeando completamente el planeta en cuatro días, mientras que los vientos de la superficie son suaves.
La temperatura superficial de Venus es de aproximadamente 750°K, aún más caliente que las temperaturas de "mediodía" de Mercurio. La gran cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera de este planeta explica las temperaturas sumamente altas cerca de su superficie. La luz del Sol penetra la atmósfera, es absorbida por la superficie del planeta, y es irradiada en forma de calor; sin embargo, la gran cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera absorbe y atrapa este calor irradiado, previniendo esto que sea devuelto al espacio. Como resultado de este fenómeno, llamado "efecto invernadero", la superficie de Venus es lo bastante caliente como para fundir plomo.
A causa de que las nubes sólo dejan que aproximadamente 15% de la luz del Sol alcance la superficie del planeta, los días en Venus son oscuros y nublados. Como la densa atmósfera refracta (o devuelve) la luz, algunos rayos de luz se prolongan alrededor del lado nocturno del planeta, de manera tal que las noches no son completamente oscuras.
En muchos lugares la superficie se ha fracturado y plegado severamente por fuerzas causadas por la difusión del calor del manto venusiano (capa interior del planeta que queda justo sobre el núcleo). Así Venus puede experimentar una forma de placa tectónica, aunque la temperatura bastante alta de la superficie probablemente hace el estilo tectónico diferente al de la Tierra. La montaña más alta de Venus, Maxwell Montes, tiene aproximadamente 12 kilómetros de alto, y es posible que sea un volcán. Imágenes tomadas por radar indican que las regiones montañosas en Venus tienen superficies más ásperas que la de los otros terrenos.
La nave espacial Magellan llegó a Venus a mediados de 1990, tomando una órbita que lo llevó alrededor del planeta cada tres horas mientras captó la superficie envuelta en nubes de Venus con los mejores detalles alguna vez alcanzados. La superficie de Venus tiene grandes cráteres de meteoros. Magellan también halló evidencia de que pueden existir volcanes activos en Venus y que la superficie del planeta tiene probablemente una antigüedad de sólo 400 millones de años. Más tarde vino apoyo para la posibilidad de volcanes activos en Venus por parte de la nave espacial Galileo. Galileo voló por Venus a principios de 1990 y halló evidencia de eventos electromagnéticos impulsivos característicos del relámpago. Los científicos de la misión sugirieron que estos eventos tienen un origen volcánico.
1608: Invención del telescopio
Los arqueólogos han descubierto formas primitivas del telescopio del Antiguo Egipto, pero no conocen las observaciones que se han hallado gracias a estos aparatos. Muchos inventores modernos se han acreditado su invención, pero el acontecimiento fundamental fue la reconstrucción por parte de Galileo del diseño de Hans Lippershey en 1608. Este consistió en lentes cóncavos y convexos adheridos por separado al final de un tubo de plomo.
Con su nuevo aparato Galileo exploró los cráteres de la Luna, los satélites de Júpiter, y, quizás más importante, el planeta Venus. Se dio cuenta de que Venus, como la Luna de la Tierra, sufre períodos en que la luz brilla en su superficie. De este descubrimiento él concluyó que la luz del Sol era la causa, y que Copérnico había estado en lo cierto en su suposición de que los planetas giran alrededor del Sol. Este descubrimiento derribó 1.600 años de creencia en la teoría ptolemaica, que declaró que la Tierra era el centro del universo.
Hoy día los astrónomos usan telescopios con los que Galileo no habría soñado siquiera. Algunos miden la luz en porciones no visibles del espectro a ultravioleta, infrarrojo y microondas de longitud de onda. Los radio telescopios pueden ser enlazados a la vez para crear visiones combinadas de porciones distantes del universo. En 1990, el Telescopio Espacial Hubble fue lanzado en la órbita de la Tierra con la esperanza de hacer observaciones que evitarán los efectos de ruptura de la atmósfera terrestre.
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